xtractos de citas de Woody
Allen)
‘Mi interés por el cine nació tras la escritura del guión
para la comedia ¿Qué tal, Pussycat?...
Cuando salió al mercado, me pareció insoportable... Juré que no volvería a
escribir otro guión para el cine a menos que pudiera dirigir la película. Y fue
así como me introduje en el mundo del cine.’
‘Creo que actúo como Bob Hope todo el tiempo, pero no soy ni
de lejos tan bueno.’
‘En el transcurso de todos estos años se me ha acusado de
ser un cínico o un pesimista en lo tocante al tema de la muerte, y yo sólo soy
realista.’
‘Es cierto que Annie
Hall tiene un matiz intrínsecamente triste, puesto que trata de una
relación fracasada. En el nivel donde más anhelos deposita, fracasa.’
‘Sí, tu vida deja de ser un asunto privado, los paparazzi te
acosan y se escriben infinidad de cosas sobre ti y corren los rumores. Ésa es
la cara amarga de la popularidad, es desagradable. Por otro lado, ya se sabe,
consigues los mejores asientos en las Series Mundiales de Béisbol, siempre te
reservan la mejor mesa en los restaurantes y, si necesitas un médico un sábado
o un domingo, acudirá presto a visitarte.’
‘En mi opinión, la mayoría de mis películas, casi todas
ellas, no están a la altura esperada.’
‘Cuando estoy en casa, tumbado en la cama y escribiendo
alguna cosa, se me ocurren unas ideas increíbles. Cada vez tengo la sensación
de que voy a escribir Ciudadano Kane
y que todo va a ser fantástico. Y luego, una vez terminada la película, me
siento tan humillado por el resultado que me pregunto: ¿Dónde metí la pata?’
‘Considero que la suerte es una variable fundamental en las
relaciones que se establecen entre los hombres y las mujeres, y que la suerte
gobierna nuestras vidas en mucha mayor medida de lo que nos atrevemos a
admitir. En plena salida de la era del psicoanálisis, la gente tiende a
interpretar las cosas de manera muy distinta.’
‘Si en verdad alguien va a salvarnos..., eso es algo de lo que hoy por hoy no sabemos nada. Y la solución no coincide con ninguna de las cosas que nos ofrecen las figuras con cierta autoridad ni los personajes ilustres, los políticos, los científicos, los artistas, toda la gente en la que depositamos nuestra confianza para que nos salve de nuestro destino. No han podido hacerlo, ni saben cómo hacerlo.’